Los cartagineses hicieron un pacto con
Roma y, con el paso del tiempo, entre ambos, se repartieron la
Península. Pero eso no quiere decir que se llevaran como uña y carne,
como veremos, ni que los cartagineses no tuvieran sus complicaciones a
la hora de conquistar España.
A partir del 264 a. C. comenzarán sus
apuros al tener que resolver varias y decisivas batallas en estos
escenarios jiennenses, consiguiendo paulatinamente el poder sobre las
tribus ibéricas.
En el 237 a. C. Amílcar impone su
hegemonía sobre los bastetanos, a quienes pertenecía la zona de Segura y
en cuyas cercanías, presumiblemente, murió el general cartaginés en el
invierno del 228 ó 229.
En el año 225 a.C. Aníbal comienza la consolidación de la economía,
basada en la minería, la ganadería y la agricultura. Lo primero que hace
es restaurar y proteger con torres los caminos argáricos que corrían a
lo largo de las riberas de los ríos Guadalquivir, Segura y Guadalimar
además de construir sólidos puentes.
En el 214 se enfrentan los cartagineses,
al mando de Asdrúbal y Magón, con los romanos, dirigidos por los
Escipiones, siendo la nueva batalla de Castrum Altum (Segura de la
Sierra). Es el comienzo de una guerra que terminará con las muertes, en
el 212 de Publio Cornelio Escipión, y de su hermano Cneo.
Según cuentan algunas crónicas, Publio
Cornelio fue atacado de noche en una de las fortalezas de Segura,
acosado por Masinisa, quien pasó por cuchillo a todos los que dormían
parapetados y atrincherados en los cantones.
Su hermano Cneo se vio acorralado en un
torre a la que los cartagineses prendieron fuego, donde murió. Algunos
historiadores han traducido, a través del vasco, el nombre de Orcera,
Orcelis o Ilorce, como "ciudad de la tumba", posiblemente la de uno de
los Escipiones.
Más tarde un sobrino de estos vendrá a
luchar contra Asdrúbal por toda la zona hasta su derrota. Durante este
período de guerra, las antiguas ciudades iberas van desapareciendo a
favor de otras situadas en lugares con mejor comunicación.
Augusto sometió la zona de Segura bajo su mando, haciendola partido
judicial de la Tarraconense. Tras la creación de los conventos
jurídicos, quedó adscrita al de Cartagena, con lo que tenía que pagar
sus tributo a Roma.
Para mejor extraer y trasladar los
productos de la comarca hacia los puertos del Mediterráneo, los romanos
construyeron nuevas calzadas y restauraron las vías antiguas.
Los ejes de comunicación son: Vía
Hinojares, Toya, Santo Tomé, Iznatoraf, Venta de Beas, Bujalamé, La
Puerta de Segura, Cardete, Tasca, Cotillas y otro ramal externo, por
Génave y Villarrodrigo. Vía Castellar de Santisteban, Beas, interior de
la Sierra de Segura.
Por las zonas más fértiles de la
comarcan aparecen diseminados restos de explotaciones agrarias, amplias
villas rurales bien acondicionadas. De entre todas destaca el yacimiento
de la Villa Romana de Los Baños , s. 2ª ½ s. I-II, en el municipio de Arroyo del Ojanco.
Presenta la existencia de otros
horizontes culturales, entre el Calcolítico y el Bronce Antiguo, si bien
el más significativo es el correspondiente a la villa romana de época
Bajoimperial dedicada a la explotación agropecuaria. El desarrollo de La
Villa se inicia en torno a la segunda mitad del siglo I de nuestra era a
juzgar por la existencia de algunas cerámicas romanas de tipo "terra
sigillata", de origen sudgálico. Posteriormente se produce una
reestructuración con la construcción de nuevos edificios y de nuevos
pavimentos sobre la base de gravas apisonadas y cal.
Por último, la tercera fase desde el
punto de vista estratigráfico e histórico, es la denominada como Baños
III, Bajomedieval, a la que corresponden las estructuras de una gran
villa con unos extraordinarios mosaicos correspondientes al área
señorial de un asentamiento de marcado carácter agrícola.
Estas villas eran administradas por
grandes señores que controlaban importantes fincas donde se producían
alimentos y materiales muy apreciados: aceite de oliva y trigo, que se
transportaban en ánforas de barro.
Con la bellota se fabricaba harina y de los pinos extraían la pez y la
resina imprescindibles en la construcción de barcos. Además, una comarca
tan rica en pastos y abrevaderos de agua fresca obliga a poseer ganados
de ovejas, vacas y cerdos. Los apicultores extraían la miel y otros
productos derivados de la colmena para exportarlos a Roma, donde
adquirían altos precios gracias a su excelente calidad nutritiva y a la
variedad de paladar de las distintas flores que crecen en la zona, la
mayoría con valor medicinal
También se conserva el puente romano de
Romillán, en Trujala (Segura de la Sierra) y se han encontrado numerosos
restos, como lápidas (un cementerio en la Higuericas en término de
Villarrodrigo), monedas, piezas de cerámica en Arroyo del Ojanco,
Génave, Catena. Baños como el de la Laguna (Hornos), en el Tranco, y un
resto de acueducto no aéreo, sino suminado, en Segura de la Sierra y un
molino de harina en Cortijos Nuevos.
En época romana, además del aceite, eran
importantes las encinas y sus bellotas y la producción de pez y resina
extraídas de los pinos.
Adquieren gran estima las ovejas y los cerdos, la miel, la cera y las abejas. La miel era exportada a Roma, así como el esparto.Y en la minería: la plata y el cobre. Mítico es el río Tader (Segura) por sus arenas auríferas. Tanto se llevó Roma que descapitalizó nuestras fuentes de materia prima.
ADR SIERRA DE SEGURA
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