Hornos de Segura

El núcleo de población de Hornos de Segura se encuenta situado sobre un promontorio rocoso de 867 m. de altitud, en el valle formado por los ríos Trujala hacia el Norte y Hornos hacia el Sur. Hacia el Noreste las pendientes están suavizadas ya que se inician las estribaciones de las sierras de Pontones y Santiago de la Espada, mientras que hacia el Sur y el Este el desnivel es bastante acusado, elevándose el promontorio algo más de 200 metros sobre las escarpadas pendientes. El centro de este promontorio es amesetado, a excepción de una pequeña elevación en la que se ubican los restos arquitectónicos del castillo. El enclave de la actual población de Hornos de Segura fue estudiado en 1974 por J. Maluquer. Este estudio documentó una continuidad en la ocupación desde el III milenio a. de C. hasta mediados del II a. de C. Se trataba de un poblado en altura adscrito culturalmente a la Edad del Cobre y del Bronce. Maluquer distingue cuatro etapas en este período de ocupación. Califica a las dos primeras (Hornos I y II) de fundación. A ellas pertenece una edificación groseramente circular de unos 6 ó 7 m. de diámetro. En esta cabaña se documentaron varios hogares de Hornos II que Maluquer consideró producto de sucesivos desplazamientos, pero que pudieron ser contemporáneos como se ha comprobado en Cazalilla o Marroquies Bajos, lo que indicaría un espacio compartido por varias familias. En cuanto a la cultura material hallada en la excavación, destacan instrumentos pequeños realizados en sílex y punzones de hueso. La vajilla revela una fuerte tradición neolítica diferenciándose de la realizada por los habitantes de la Campiña. Son cerámicas lisas o decoradas con acanaladuras, puntillado, incisiones formando líneas paralelas y digitaciones La tercera etapa (Hornos III) corresponde a un momento avanzado de la Edad del Cobre. En ella se mantiene la cultura material de tradición neolítica descrita, pero se documentan dos elementos nuevos: instrumentos de metal (punzón de cobre) y material cerámico decorado al estilo inciso campaniforme. La última etapa (Hornos IV) corresponde a la Edad del Bronce con características de la Cultura del Argar, en auge en la zona de Almería durante la mitad del II milenio a. de C. Se caracteriza por una cerámica lisa y con la superficie exterior bruñida. En esta etapa se observa la continuidad de una población que, sin embargo, ha sufrido una aculturación. Probablemente en este momento se han sustituido ya las cabañas circulares compartidas por estructuras rectangulares unifamiliares, sustitución contemporánea a la ocurrida en Peñalosa (Baños de la Encina) o Iznatoraf, pero no ha podido ser documentada en Hornos. Esta hipótesis se ve reforzada por la existencia de sepulturas bajo las viviendas de dos tipos: cistas de piedra y el pithoi (recipiente cerámico de gran tamaño). Tras esta fase se abandona el asentamiento, sin que se halla podido documentar una posible ocupación del lugar hasta la Edad Media. Hornos está claramente reflejado en las fuentes árabes, en las que se denomina "Hisn Fornus". En esta época debió tratarse de una aldea defendida por la inaccesibilidad de su enclave y un recinto murado que pudo contar con otra defensa en su zona más elevada. Algunos tramos del recinto antíguo pueden observarse hoy entremezclados con las edificaciones de la población El castillo actual debió ser construido por la Orden de Santiago, tras su conquista, en el S. XIII. Es muy posible que se limitaran a reutilizar parte de las estructuras existentes y a edificar un alcázar en la zona más elevada del cerro. El castillo de Hornos controlaba, desde su inmejorable posición, uno de los caminos históricos que transcurría entre las sierras de Cazorla y Segura, el llamado Collado de los Almendros de Cazorla, paralelo al curso del rio Guadalquivir. Dicho camino se bifurcaba al norte de Bujaraiza (Hornos), siendo el ramal que se dirigía al noroeste remontando el rio Hornos el que guardaba la fortaleza que nos ocupa La localidad fue conquistada por Don Pedro Pérez Pelayo Correa, maestre de la Orden de Santiago, en 1239, tras lo que quedó adscrita a la Encomienda de Segura de la Sierra. Dependía de la chancillería de Granada y del obispado de Cartagena. Fue villa desde el reinado de Fernando III ). Hornos, junto con Segura de la Sierra, fue uno de los lugares de proyección de la política de la familia Manrique en el S. XV, enfrentada a los monarcas Juan II y Enrique IV. Los Manrique controlaban gran parte de los recursos de la Orden de Santiago, gracias a los cuales Rodrigo Manrique, desde su posición como comendador de Segura, se proclamó Gran Maestre de la Orden, resistiendo y derrotando a las tropas de Juan II y Don Älvaro de Luna en Hornos Como consecuencia de la guerra civíl, en 1468 la localidad se encontraba completamente despoblada Continuó formando parte del señorío santiaguista de Segura de la Sierra durante toda la Edad Moderna, perteneciendo al Reino de murcia entre 1507 y 1748. Hasta el S. XIX la población se dedicó a la agricultura de subsistencia, especialmente centrada en el cultivo cerealístico. La distribución urbanística del casco, cierra todas las posibilidades de expansión en la actualidad, a excepción de la parte Noreste, donde se han construido viviendas de nueva planta.El área que hemos definido de interés arqueológico viene delimitada por las noticias que sobre la remodelación de viviendas hemos tenido, y por el afloramiento de las calizas de base en el resto de la extensión del casco urbano. Esta delimitación está marcada claramente desde la calle Parras, la plaza de la Rueda y hacia el Suroeste por la plazoleta y la calle de San Bartolomé, para cerrar por el Norte, en la puerta de la villa. Hornos se encuentra en estado de erosión total debido al afloramiento de la caliza de base en varios puntos: desde la calle de la iglesia, calle Parras hasta los aledaños del castillo.
Puerta de la Villa 
Del que fuera cinturón de murallas se conservan algunos restos y la Puerta de la Villa, de mampostería regular y ladrillo en sus bóvedas. Lo más característico de esta puerta es su entrada en acodo, lo que hace pensar en un origen probablemente almohade.
En 1985 fue declarada Bien de Interés Cultural. 

Castillo 
El castillo de Hornos, de origen musulmán, que algunos identifican como el "Hins Fornus", pasó a baluarte de los santiaguistas por cesión de Fernando III.
La fortaleza, fundamental en la vigilancia del flanco oriental de la encomienda de Segura, se levanta en la parte más alta de la población. Consta de un conjunto defensivo con recinto exterior trapezoidal que incorpora una magnífica torre del homenaje y comprendía, en los lienzos de muralla, tres esbeltos torreones de planta cuadrada de los que se conservan restos, así como el muro exterior de una sala que cerraba el patio de armas. El conjunto cristiano, levantado sobre otro musulmán anterior, del que se conserva el aljibe, se viene datando entre la segunda mitad del siglo XIII y principios del XIV.
La torre del homenaje, su elemento más singular, tiene planta cuadrada de casi siete metros de lado, está construida en mampostería menuda y presenta un hueco de entrada colocado sobre un podio macizo a media altura. Sus esquinas son redondeadas para hacerla menos vulnerable a los efectos de la artillería, y en su interior se acogían dos salas superpuestas con techumbres abovedadas. Exhibe, además, dos escudos nobiliarios.
Este castillo fue declarado en 1985 Bien de Interés Cultural.  

Castillo de Bujaraiza 
Se levanta al sur de la población, en una isleta del pantano del Tranco. De reducido tamaño, cuenta con un recinto poligonal y una torre del homenaje proyectada hacia el patio de armas en la que puede observarse, a pesar de su mala conservación, las hiladas de pequeña mampostería bien trabadas con mortero de cal.
Se encuentra cercano a la desaparecida aldea de San Miguel de Bujaraiza, dehesa donada a Gonzalo de la Peña y cubierta por las aguas del embalse.
Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1985.
Iglesia Parroquial de la Asunción 
La iglesia parroquial de la Asunción se emplaza en el corazón del conjunto histórico artístico de Hornos. La mayor parte de las obras, dirigidas por el cantero Juan de Mojica, se realizaron entre 1523 y 1550, aunque en la más ortodoxa lexicografía gótica. Su planta, de una sola nave, se divide en tres tramos cuadrados, separados por arcos fajones que apean en semicolumnas adosadas al muro, y cubiertos con bóvedas estrelladas y de terceletes, cuyos nervios son de cantería. Este tipo de cubrición se repite también en las capillas de ambos lados. El retablo es renacentista, aunque sólo se conserva su armazón de madera pintada, y se estructura en tres calles, dos pisos y un ático con una inscripción que alude a la fecha de 1589.
Exteriormente y a los pies, en el lateral derecho, se sitúa la torre, maciza, de sillería, y a la que se accede desde fuera por una escalera de caracol. Presenta gárgolas en la cornisa y aparece coronada por una crestería gótica en mal estado.
La portada, fabricada también en el primer tercio del siglo XVI, es de sillería irregular. La flanquean estribos en mal estado y estilísticamente puede clasificarse como plateresca. Presenta arco de medio punto con dovelas renacentistas ornamentado con diferentes elementos: casetones en el intradós; querubines en el trasdós; grutescos en las jambas; y medallones con relieves humanos en perfil en las enjutas. La completan un entablamento con friso corrido y una hornacina vacía con un pequeño frontón.
En ella fue encontrado el jarrón, que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional. Es una vasija ornamental, en forma de ánfora de estilo nazarí, con motivos vidriados en azul y oro sobre fondo de esmalte blanco. La decoración se dispone en franjas verticales separadas por líneas azules, alternando inscripciones y temas florales, en el cuello y en el asa que conserva, siendo considerada por el historiador Torres Balbás como "la gala del museo".
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Web Ayuntamiento de Hornos de Segura

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